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Frío y salud cardiovascular

Te contamos en este post como están relacionados frío y salud cardiovascular. Durante el invierno las bajas temperaturas pueden afectar a la salud cardiovascular debido a que aumenta la presión arterial, la posibilidad de sufrir coágulos sanguíneos y el colesterol. Además, estos factores de riesgo se ven afectados por otros factores medioambientales como la contaminación del aire y un estilo de vida poco saludable, sin apenas actividad física y una mala alimentación.

 

¿Por qué afecta el frío a la salud cardiovascular?

Cuando la temperatura es baja el sistema simpático nervioso se activa, aumenta la secreción de la hormona encargada de aumentar la frecuencia cardíaca (catecolamina) que favorece el gasto cardíaco, subiendo la presión arterial.

 

Este incremento, junto con una diminución del tamaño de las arterias coronarias y de los vasos del cerebro a causa del frío, puede provocar un infarto o ictus, dependiendo de la zona que se vea obstruida.

 

A todo ello debemos añadir que en este periodo las defensas del organismo disminuyen y estamos más expuestos a gripes, o incluso neumonías, cuyas complicaciones respiratorias afectan negativamente a las complicaciones cardiovasculares.

 

frío y salud cardiovascular

 

Prevención y cuidado del corazón en invierno.

Una vez somos conscientes de la relación entre frío y salud cardiovascular, debemos tomar medidas para reforzar el cuidado de nuestro corazón:

 

  • Practicar ejercicio físico al menos una media de 30 minutos al día es clave a la hora de minimizar el riesgo cardiovascular, ya que favorece la circulación y oxigenación de la sangre, ayuda a quemar grasa y mantener un peso saludable, además de contribuir a reforzar el sistema inmunitario.

     

  • Evitar los cambios bruscos de temperatura y abrigarnos bien para protegernos del frío, especialmente cuando entramos y salimos de sitios que tienen calefacción.

     

  • Evitar el consumo de grasas saturadas ya que, por norma general, aumenta su consumo durante el invierno, provocando que durante la digestión se acumule más sangre en el estómago y, como consecuencia, se reduce el riego sanguíneo del organismo y aumenta el riesgo de sufrir anginas de pecho, aterosclerosis o infartos.

     

  • Cuidar la alimentación y consumir alimentos que ayudan a reducir el colesterol como los ácidos grasos omega 3 y 6 que encontramos en el aceite de oliva, el pescado azul o los frutos secos.

     

  • Consumir alimentos ricos en Vitamina C y D que fortalecen las defensas y reducen el riesgo de padecer hipertensión y diabetes.

     

  • Reforzar la dieta con complementos alimenticios naturales ricos en antioxidantes como Keriba Dúo, que contiene hidroxitirosol y punicalaginas (MEDITEANOX® y POMANOX®), potentes compuestos antioxidantes que ayudan a reducir el colesterol y cuidar la salud cardiovascular.