Las alergias más comunes en verano
Al verano lo relacionamos con sol, playa, descanso y salud. Sin embargo, no debemos dejar de tomar precauciones para las incómodas alergias que tienen lugar en esta época del año y que afectan tanto a pequeños como a mayores.
Por ello, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ha lanzado unas advertencias para que esta época se quede en largos días de sol, baños refrescantes en la playa o piscina y la lectura de ese libro que llevamos esperando leer todo el año.
Las alergias
La alergia es un trastorno de nuestro sistema inmunológico que desencadena una respuesta inmunológica inapropiada frente a una sustancia denominada alérgeno, que normalmente no produce tal reacción en la mayoría de la población. Lo primero que tenemos que hacer, es saber a qué somos alérgicos y tratarnos para no sufrir las reacciones, así como llevar nuestros medicamentos si salimos de casa. Aun así, existen ciertos tipos de alergias que debemos conocer y prestarles la atención que merecen en estos meses veraniegos.
Alergias de la piel
En la época en la que nuestra piel está más expuesta, aparecen reacciones ya sea por cremas solares, por la exposición al sol, al cloro o por rozarnos con alguna planta que nos puede generar una erupción.
Es por esto que debemos ser precavidos y si utilizamos algún tipo de crema, leer bien los ingredientes que lleva, por si somos alérgico a algunos de ellos.
Alergias al polvo
Si decidimos viajar, pongamos especial atención al lugar donde nos hospedamos, ya sea en la playa o en la ciudad. Y con esto, a la limpieza del mismo, pues la alergia a los ácaros del polvo puede ocasionar estornudos, urticaria, picazón y rojez en los ojos e incluso asma. La vacuna de la alergia también nos ayudará a sobrellevarlo si la sufrimos.
Alergias a ciertos alimentos
Las frutas típicas veraniegas como los melocotones o el melón son alimentos que generan mucha hipersensibilidad en un elevado número de personas, especialmente en aquellas que también sufren la alergia al polen. Importante mirar bien lo que comemos, pues alimentos como los frutos secos o el marisco contenido en algunas ensaladas veraniegas, pueden provocar en personas sensibilizadas una fuerte reacción.
Alergias al polen
La alergia al polen es la más conocida y sufrida por la gente. Los que la sufren saben que la primavera va a ser una época difícil para ellos. Sin embargo, el verano no nos deja exentos de sufrir alguna reacción alérgica al polen.
En los meses estivales la polinización de las gramíneas toma mayor protagonismo sobre todo en Aragón, Murcia y Castilla La Mancha.
Alergias a insectos
Nos guste o no, sabemos que las picaduras de insectos, y sus reacciones alérgicas entre niños y adultos, aumentan en verano. Los que más incidencias reportan: los mosquitos, seguidos de las avispas y abejas. Podemos tomar precauciones ante ellos como: no consumir bebidas azucaradas al aire libre, no llevar colores estampados o no perfumarnos para no atraerlos.
Tratamientos preventivos
Existen métodos preventivos para cada tipo de alergia, que pueden ayudar a llevar el verano de la mejor manera posible, como son:
– Un buen diagnóstico previo.
Es el primer paso para mejorar nuestra calidad de vida, ya sea mediante evitación alergénica o un tratamiento adecuado. Al igual que, es interesante que utilicemos extractos alergénicos bien caracterizados y estandarizados, que den lugar a una interpretación exacta de los resultados para un diagnóstico correcto.
– La vacuna de la alergia es el tratamiento más conocido y que mejor resultados aporta.
En Probelte Pharma somos especialistas en la fabricación de tratamientos de inmunoterapia para alergias que tiene como base la vacunación alergénica, también conocida como inmunoterapia alérgeno-específica. Es un tratamiento etiológico de ciertas enfermedades mediadas por inmunoglobina. Es un procedimiento terapéutico, en el que se administra un extracto alergénico durante un periodo de 3 a 5 años.
El tratamiento se basa en dos fases. La primera fase del tratamiento de inmunoterapia para alergias, llamada de inducción o iniciación, se administran dosis crecientes del extracto a intervalos regulares hasta que se alcanza la dosis óptima. La siguiente y última fase, se denomina de mantenimiento. En esta fase se administra la vacuna mensualmente, durante un periodo recomendado de 3 a 5 años. Además, existen alternativas para los miedosos a las agujas, pues también se puede administrar por vía sublingual, en gotas o spray.
Está altamente demostrados que la vacuna para la alergia es el único tratamiento que actúa sobre el origen de la propia enfermedad y por ello, aporta una alta probabilidad de curación.